sábado, 3 de julio de 2021

Banderas orgullosas

 ¿Puedo sacarles una foto?, les pregunto. Las vi desde el auto. Vi la bandera desplegada sobre calle Avellaneda, sujeta a dos postes improvisado. Era una pared multicolor levantada en la vereda: rojo, naranja, amarillo, verde, azul... todos los colores más brillantes que el sol. Ella me contesta: ¡Claro! y se suelta el pelo que llevaba en un rodete altísimo. Suelto, el pelo rubio llega hasta la cintura. Soy mujer así que me reconozco en la pose con una pierna delante de la otra con la rodilla semi flexionada y  la espalda un tanto arqueada para mostrar la cintura. Ella atrapa mi mirada y la de mi cámara. A su lado una mano sostiene un pincel bañado de rojo.  Ella y su porte y su cabello,  habían atrapado mi mirada por eso de su compañera veo solo el pincel. Mi cámara no, mi cámara me la descubre luego, en casa. El gorro rosa en juego con la bufanda rosa. ¿Me querés contar?, le digo señalando la calle que ha comenzado a cambia el gris replicando los colores de la bandera. El cemento entonces no es cemento, es un espejo donde la bandera se mira. Ella vuelve a sujetarse al cabello mientras me dice, preguntale a la de azul.  La azul resultó una funcionaria del municipio que contestó: “nos encontramos acá en la plaza, pintando la bandera de la diversidad, en el marco del mes del Orgullo del Colectvoa LGBT+, son actividades artísticas que estamos desarrollando en distintos puntos de la ciudad…”, es decir, lo que todos los santotomesinos ya sabemos, porque lo publicaron y replicaron los medios hace unos días en ocasión de conmemorarse el Día del Orgullo. Ella ha regresado a pintar la calle. Una franja recta de un amarillo sol que le ha manchado las manos. Regreso al auto preguntándome su nombre.

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